Nuestra última guerra civil tuvo un carácter eminentemente popular. El 18 de julio de 1936, se adelantó en Sevilla su inicio, en la Península, al alzarse Queipo de Llano contra el gobierno del Frente Popular. El general vallisoletano contó con la ayuda de un puñado de voluntarios civiles que se enfrentaron a los obreros marxistas de las barriadas que defendieron, sin éxito, la revolución y la legalidad republicana.
Nuestra última guerra civil tuvo un carácter eminentemente popular. El 18 de julio de 1936, se adelantó en Sevilla su inicio, en la Península, al alzarse Queipo de Llano contra el gobierno del Frente Popular. El general vallisoletano contó con la ayuda de un puñado de voluntarios civiles que se enfrentaron a los obreros marxistas de las barriadas que defendieron, sin éxito, la revolución y la legalidad republicana.
El fenómeno del «pueblo en armas», fue, pues, patrimonio de ambos bandos, no solo del republicano. En el bando nacional combatieron junto a los soldados del ejército regular, legionarios, moros marroquíes, guardias civiles, carabineros y guardias de asalto, tropas italianas y alemanas, miles de milicianos: falangistas, carlistas y voluntarios de otros partidos o civiles sin filiación política.
En este libro se analiza la guerra en los frentes olvidados del Sur de España a través de la singular aportación que realizó el Requeté, la milicia armada carlista. Con la unidad más emblemática del carlismo andaluz, el Tercio Virgen de los Reyes de Sevilla, viviremos lo acontecido en Andalucía y Extremadura, territorios donde se libró una lucha marcada por el equilibrio, por la escasez de medios humanos y materiales y por la dura represión que se desató en ambas retaguardias