Enfrentado a un callejón sin salida en su pugna por obtener una posición segura en el Pacífico, el Imperio del Sol Naciente optó por atacar a Estados Unidos y a las potencias coloniales occidentales. Para ello confiaba en su elemento más poderoso, la armada imperial con su fuerza aeronaval. La estrategia era muy simplec
Enfrentado a un callejón sin salida en su pugna por obtener una posición segura en el Pacífico, el Imperio del Sol Naciente optó por atacar a Estados Unidos y a las potencias coloniales occidentales. Para ello confiaba en su elemento más poderoso, la armada imperial con su fuerza aeronaval. La estrategia era muy simple. Infligir una serie de fulgurantes derrotas a sus enemigos de tal forma que pudiera establecer un perímetro defensivo tal que éstos prefirieran aceptar un nuevo statu quo antes que enfrascarse en una costosa campaña de reconquista.
La apuesta era arriesgada pues su principal enemigo, Estados Unidos, contaba no solo con una poderosa armada sino con una capacidad industrial insuperable que, dedicada al esfuerzo bélico, sería imparable. Pero inicialmente todo pareció salir según lo planeado.
En cuatro meses el Ejército Imperial conquistaría un territorio que les llevaría a los aliados más de tres años reconquistar. El tema de este libro son esos primeros dramáticos cuatro meses, en los que el mapa del Pacífico se transformó radicalmente.